Para cruzarlo o para no cruzarlo
Ahí está el puente.
Mario Benedetti
Bajó la marea y me encontró
desnuda y con ganas de llegar al otro lado.
El horizonte se desdibujaba
y en su lugar aparecía un puente nuevo.
Las raíces me retenían y mi corazón de árbol,
imperturbable, se resistía a caminar la magia del futuro.
Las dudas eran hojas secas que revoloteaban,
remolinos ruidosos, prisiones de deseos...
Y mi mirada viajaba más allá de los árboles
esperando la respuesta que nunca llega.
No me conformé con respirar la brisa marina.
No podía seguir siendo estatua.
Por: Maribel Guerrero,
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